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Súper Thiago

RÍO DE JANEIRO -- El brasileño Thiago Pereira, coronado el domingo como anticipado rey de los Panamericanos de Río de Janeiro tras su cosecha de ocho medallas en la competición de natación, cumplió todas sus promesas previas a los Juegos e incluso más.

"Logramos todas las medallas que queríamos", afirmó, satisfecho, Thiago, tras colgarse la medalla de plata que ganó el equipo brasileño en el relevo 4x100 estilos, la octava de su campaña.

Un par de horas antes, "Súper Thiago", como le ha comenzado a llamar la prensa de su país o simplemente "Thiago", como le dice la gente, había ganado un bronce en 100 metros espalda, la única prueba en que no estuvo a plenitud, pese al aliento ensordecedor de un público que lo adora.

"Estaba cansado y quería guardar fuerzas para el relevo", explicó el nadador, cuya principal hincha es su madre, Rose Vilela, que en cada jornada se instalaba en las gradas del Parque Acuático María Lenk y organizaba a la "torcida" (hinchada) para que entonara el rítmico grito de guerra, "Vai Thiagooooo", que llenaba el ambiente cada vez que el deportista, de 21 años, estaba en la piscina.

Rose viste una camiseta con los colores de la selección brasileña, que tiene la frase "Thiago, Thiago, Vai Thiagoooooo" estampadas en la espalda.

La medalla de bronce y la de plata conquistadas hoy fueron un regalo adicional del "rey" Thiago a sus súbditos, pues ya tenía el pecho lleno con los seis oros que se había colgado antes.

Antes de los Juegos, Thiago dijo que se proponía ganar siete medallas en estos Panamericanos, por dos razones: superar las seis que su compatriota Djan Madruga se colgó en los Juegos de San Juan, en 1979 y sobrepasar los cinco oros que el legendario estadounidense Mark Spitz ganó en los Juegos de 1967 (Winnipeg).

No sólo cumplió eso, sino que, de paso, superó a Fernando Scherer 'Xuxa', el único brasileño que conquistó cuatro oros en una edición de los Juegos Panamericanos, los de 1999.

Thiago Pereira comenzó su dorada trayectoria el pasado día 17, cuando ganó las finales de 400 metros estilos y el relevo 4x200 libre, ambos con récord panamericano.

En la siguiente jornada descansó pero el jueves 19 su cosecha subió con el oro en 200 espalda, con récord, mientras el viernes se impuso, también con récord, los 200 metros estilos y se colgó la quinta medalla de oro en el relevo 4x100 libre.

Esta medalla hizo a algunos arrugar la nariz, pues Thiago no nadó en la final, en la que sí estuvieron Fernando Silva, Eduardo Deboni, Nicolás Oliveira y César Cielo.

Pero no había nada irregular, Thiago era parte del equipo, había nadado en las series de clasificación y el día de la final estuvo de suplente. El reglamento le otorgaba la medalla.

En las competiciones colectivas, como el fútbol, baloncesto, balonmano o voleibol, ganan los premios no sólo los titulares que entran a la cancha, sino también los suplentes que permanecen en el banco, explicó un dirigente del comité organizador del torneo de natación.

La sexta medalla dorada, que dejaba atrás las cinco de Mark Spitz, llegó el sábado en los 200 metros braza, ocasión en que no hubo récord, sino la confesión del nadador brasileño de que empezaba a pesarle el cansancio.

Mark Spitz tiene aún un récord que nadie ha batido: las siete medallas de oro que ganó en los Juegos Olímpicos de Múnich (1972), pero por el momento, tratar de superarlo no está en la mente de Thiago.

Fiel a su consigna de que los resultados son consecuencia del trabajo, Thiago se prepara para comenzar un nuevo ciclo de duros entrenamientos, cuyo objetivo son los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

"Nada cambia, ahora debo comenzar a entrenarme de nuevo, comienza un nuevo ciclo. Hay que pensar en los Juegos olímpicos. Quiero prepararme muy bien, para dar una lucha mano a mano con Michael Phelps", dijo, en alusión al astro estadounidense, ganador de ocho medallas, seis de ellas de oro, en los Juegos de Atenas 2004.

El secreto del éxito, para este brasileño que comenzó a nadar a los siete años, no es tal, sino que la clave está en el entrenamiento duro y constante y, en cada competencia, "dar lo mejor de mí mismo".