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El futuro de los Knicks depende de la relación Carmelo y Hornacek

Getty Images

Carmelo Anthony y Jeff Hornacek no tienen mucho en común. Anthony es el tipo de jugador al que le gusta tener el balón en sus manos por 20 segundos para luego intentar un tiro con salto desde media distancia sin haberle pasado el balón a ninguno de sus cuatro compañeros, mientras que Hornacek pregona la velocidad y generosidad colectiva de parte de un quinteto de jugadores en movimiento constante. Sin embargo, este tipo de yin y yang se verá forzado a coexistir e intentar ganar en Nueva York a partir de la temporada que viene.

Para aquellos que estén preocupados recuerden que, este sábado, Anthony dijo que “está emocionado por jugar en un esquema de ataque al que le gusta acelerar mucho”.

“Es una nueva oportunidad, algo nuevo con lo que jugar empezando de cero”, Anthony le dijo a la estación local de la cadena NBC.

Si en verdad creen que Carmelo Anthony, un veterano de mil batallas que lleva 12 años jugando de una manera en particular, va a cambiar toda su filosofía basquetbolística en el decimotercero entonces tengo que presentarte a Papá Noel y a los Reyes Magos. La cosa es que Carmelo dice esto cuando está relajado en mayo descansando en una reposera y esperando a LeBron James para alquilar el bote banana de vuelta. Lo quiero ver igual de dispuesto a adaptarse a algo nuevo cuando los Knicks atraviesen una mala racha en diciembre y la pelota no quiera entrar.

Sin embargo, Melo sabe que no tiene otra opción. Esta vez la estrella se tendrá que adaptar al entrenador y no viceversa, algo que no sucede muy seguido en la NBA.

¿Saben lo que pasa? Los Knicks han pasado de ser la séptima mejor ofensiva a la vigésima y finalmente vigesimoséptimos durante las últimas tres temporadas en las que el número 7 de los Knicks disputó 67 juegos o más (2012-13, 2013-14 y 2015-16).

Durante ese período, el promedio de puntos por partido de Anthony bajó junto a la productividad de su equipo de 28,7 a 24,2 para culminar en 21,8 esta temporada. Carmelo no promediaba menos de 22 puntos por encuentro desde su segundo año en la liga con los Denver Nuggets.

Culpen al triángulo todo lo que quieran, pero la realidad indica que Anthony se adapta al cambio tan rápido como mi abuelo supo como manejar un IPad.

Claramente en Nueva York creen que es más fácil culpar al sistema “anticuado” que a los jugadores que lo ejecutan sin éxito, y por eso llegó Hornacek. Es fácil tirar la convicción a la basura cuando la desesperación se apodera de cada fibra de tu ser.

Los Knicks estaban desesperados y tan, pero tan solos en el bar que al ver a la primera chica que les habló prometieron cambiar todo en lo que ellos creían hasta hace poco más de un mes con tal de que ella vuelva a casa con ellos. Eso siempre termina bien.

Las credenciales de Hornacek son una marca de 101-112 en dos temporadas y monedas con los Phoenix Suns antes de ser despedido a mediados de la 2015-16 con una marca de 14-35. Los Suns terminaron 9-24 sin él.

Hornacek nunca ha clasificado a los playoffs hasta ahora en su carrera como técnico, pero acordémonos que hace apenas dos años él había salido segundo en la votación por el galardón de “Entrenador del Año” como escolta de Gregg Popovich y 37 votos a su favor en primer lugar tras llevar a los Suns a una marca de 48-34 como novato en el cargo. Hornacek era el entrenador más buscado y venerado, hasta que no lo fue.

Cuando llegó Hornacek, el conjunto del desierto prácticamente redobló su cantidad de victorias en una sola campaña pasando de 25 a 48. Su ofensiva pasó de ser paupérrima al verse ubicada en el puesto número 21 con 95,2 puntos por partido a promediar 105,2 bajo la conducción de Hornacek, la séptima mejor marca de la NBA.

¿Acaso será posible que Hornacek ejecute un renacimiento similar de la ofensiva neoyorquina? Bueno, eso dependerá de que los Knicks incorporen a un base competente.

Hornacek potenció a Goran Dragic, Eric Bledsoe y hasta a Leandro Barbosa durante aquel primer año en Arizona como armadores mientras que Gerald Green se convirtió en un francotirador letal bajo su tutela, incrementando su promedio de puntos por partido de 7,0 a 15,8 y su porcentaje de triples encestados de 31,4 a 40,0 por ciento.

Cuando Green abandonó al esquema de Hornacek y se marchó a Miami esta temporada, su nivel pareció caerse de un abismo y su porcentaje de triples regresó a 32,8 con 8,9 puntos por encuentro.

Una cosa es contar con Dragic y Bledsoe, la otra es tener a JJosé Calderón y Arron Afflalo. Jugadores correctos pero no exactamente dinámicos. Además, Sasha Vujacic está mucho más cerca de ser el Green versión 2015-16 que el de la temporada 2013-14. Convertirlo en un tirador de elite sería el mayor logro de Hornacek.

Es por eso que los Knicks deberían buscar incorporar a agentes libres como Mike Conley, el base estrella de los Memphis Grizzlies que está dos escalones por encima de Calderón y Afflalo, y Al Horford, un ala pivot versátil capaz de ser pivot y compartir la cancha con Porzingis y encestar triples con relativa consistencia.

Si llegan ambos, uno de los dos u otro refuerzo de renombre, tanto la táctica de Hornacek como el ecosistema del equipo le pedirán a Carmelo Anthony que sepa jugar sin el balón en sus manos y atraviese duras cortinas de los rivales para anotar a los 32 años de edad.

¿Acaso la emoción actual se traducirá en productividad a futuro? ¿Estaremos ante un tándem al mejor estilo de Popovich y Tim Duncan, Kerr y Stephen Curry, Erik Spoelstra y Dwyane Wade? Solamente el tiempo lo dirá.